
joaquin turina peres, Sevilla 1882- Madrid 1949, hijo del pintor Joaquín turina areal muy amigo de villegas, descubrió el talento musical de su jijo y lo apoyo mas allá de su muerte, para “que pudiera continuar sus estudios todo el tiempo que necesitase”, así lo dejaría escrito en su testamento. Estudio con D. Evaristo torres, maestro de capilla de catedral de Sevilla. En Madrid, recibió clases de pedrell y posteriormente marcho a París, formándose como compositor en la scola cantorum con vicent d´indy, continuador de la escuela de cesar franck. Turina, con su lenguaje sabio, siempre impecable, formado por d´indy en la sólida técnica francesa influida por wagner, estuvo en unas condiciones esplendidas para elevar su “sevillanismo”, al mas alto nivel musical, convirtiéndolo en universal.
Obras: la oración del torero, escrita, primero, para cuarteto de laudes, luego para cuerda y posteriormente, ampliada para orquesta de cuerda por el autor. El genero camerístico debe mucho a turina, que cultivo este genero con gran maestría. En la opera no tuvo éxito, jardín de oriente, laberinto. Dejo una importante obra pianística: danzas fantásticas cinco danzas gitanas, desde mi terraza (suite), para orquesta: sinfonía sevillana, la procesión del rocío, sinfonía del mar, terminada por Manuel castillo. Para canto y orquesta: canto a Sevilla y para canto y piano: cantares, obra muy difundida en numerosas grabaciones por todos lo grandes cantantes. Se le concedió la gran cruz de Alfonso X el sabio.
Fue académico de número de la real academia de bellas artes de san Fernando y académico de santa Isabel de Hungría de Sevilla. Compositor de música para cine, tema para el que tiene algunos escritos siempre interesantes. Músico de elegancia y precisa pluma, fue critico musical en varios diarios de su época: el debate y dígame (semanario) principalmente. Como teórico: enciclopedia abreviada de la música y un tratado de composición musical.